sábado, 6 de agosto de 2011

3. Placeres Culpables

Qué es un placer culpable -un guilty pleasure. Se entiende por placer culpable aquella afición -o parte de afición- que debería hacernos sentir avergonzados, culpables de estar haciendo algo malo. Ilustremos la situación con varios ejemplos, un amante de la música culta que disfruta con Paquito el Chocolatero, un aficionado al heavy metal -con headbanging, cuernos y toda la parafernalia- seguidor de Camela o a Ferrán Adrià disfrutando de un bocata de calamares, con pan de verdad y calamares con toda la fritura del mundo también de verdad. Son pequeñas renuncias a una coherencia interna que habitualmente otorgan más interés al culpable. Son esos pequeños placeres culpables, heterodoxos, los que terminan por sorprender a los demás y animan la situación; los que nos impiden ser meras marionetas sujetas a arquetipos previamente marcados.
Cada cual tiene -espero- su propia colección de placeres culpables, algunos confesables, otros difíciles de confesar y seguramente algunos bien ocultos en lo más profundo del armario cerrado sin llave. No me refiero a las aficiones o cosas que se siguen normalmente -que un ama de casa siga Sálvame de Lux no se sale del mainstream, pero que un ejecutivo de cuello blanco lo hiciera si que entraría en la categoría de guilty pleasure. Seguramente la mejor definición, la más cotidiana que podríamos encontrar sería el "¿a ti te gusta eso?" -nótese que la pronunciación de dicho eso viene con la mayor carga de asco y sorpresa posible.
Confesemos algunos; tauromaquia -casi tabú-, series absurdas tipo Gossip Girl o True Blood, cantautores guatemaltecos que nada pegan con una herencia de rock clásico, intentar escribir un blog con más de 140 palabras...
Para el resto, me tendriáis que conocer mejor

1 comentario:

  1. Mi primer vinilo: Sigue Sigue Sputnik.

    El secuenciador llevaba una marcha de narices.

    http://www.youtube.com/watch?v=pk30a0qsVIk

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